Estas son algunas unas impresiones, incompletas y no demasiados ordenadas ni extensas, sobre el acto de presentación de Podemos en Pinto.
El acto de presentación de
Podemos me pareció interesante sobre todo porque se habló de política en
sentido fuerte, denso, más allá de la inmediatez de unas elecciones o de la
necesidad de la agitación, hace tiempo que eso no pasaba en Pinto. Agradecí mucho
que no se tratase de un discurso de agitación y propaganda sino de reflexión y
propuesta de futuro. A unos les puede parecer más consistente y elaborado y a otros menos, pero Juan Carlos
Monedero expuso, tal como afirmó, su concepción de la política y del proyecto
que era necesario. No he leído su último libro, pero si he visto otros actos en
los que ha participado últimamente y el discurso y lo que contó es muy similar.
Me pareció honesto que reconoció que en
cuanto al método, las cosas no se habían hecho bien, aunque “era lo que había”,
en eso no estoy completamente de acuerdo y creo que los métodos son
importantes.
De igual modo me pareció honesto
porque no nos trató de vender una solución mágica para las cosas, y porque dejó
claro que las “grandes soluciones” solo pueden llegar a largo plazo y mediante
un cambio profundo en el sentido común de las personas, aunque en mi opinión es
demasiado optimista en cuanto a poder cambiar ese sentido común con relativa
rápidez. Creo que es muy de agradecer que se dijese de modo expreso que no
había intención de hacer la enésima secta.
Me parece interesante que la
concepción que de Podemos tiene Monedero sea la de un catalizador para impulsar
tanto la incorporación de los nuevos sujetos aflorados a raíz del 15M como para
tratar de unir al conjunto de la izquierda que navega hecha mil pedazos. Al
mismo tiempo, como el bien dijo, es “su idea de Podemos”, que no tiene porque
coincidir con la de otra gente o grupos que participan, eso es un poco
preocupante.
Sigue habiendo, a mi juicio,
varias cosas que pueden inducir a la duda o a la preocupación: reconoció que es
muy posible que, desde su génesis, en Podemos existan proyectos distintos o
perspectivas de futuro que no coincidan. La idea suya y la de Pablo Iglesias de
agitar IU para que sea lo que debe ser me parece audaz pero, repito, no sé si
es compartida por todos los impulsores del proyecto. Al mismo tiempo si se
trata de un proyecto de futuro, y con objetivos que solo se pueden cumplir a
largo plazo, parece que surge alguna contradicción si se afirma que lo
fundamental es “agitar a IU” para que cambie y encuentre una identidad
democrática y pegada a la sociedad, para que se convierta en el movimiento
sociopolítico que proclamaba en su nacimiento y que nunca llegó a ser.
No me terminó de convencer eso de
Podemos como expresión política del 15M. Me parece un poco mecánico y no estoy
seguro si el 15M se puede traducir, al menos todavía, en una organización
política con nombre y apellido. Tal vez aún es demasiado pronto para eso y la
cosa debe cuajar. De todos modos si es
cierto que lo que no nos podemos permitir es que las personas a las que el 15M
ha sacado de sus casas retornen a ellas decepcionadas. Pero eso puede suceder
tanto por la ausencia de referente político como las prisas excesivas en su
construcción. Me sigue preocupando que la gente se queme.
Puestos a señalar cosas que no me
gustaron, me pareció que la afirmación de que los instrumentos del pasado ya no
valen fue demasiado genérica, que había que matizarla y explicarla. La crisis
de consenso con respecto a partidos y sindicatos no quiere decir, al menos de
modo automático, que los partidos y los sindicatos sean formas superadas.
También algunas afirmaciones sobre la difuminación de los límites entre izquierda
y derecha son arriesgadas y pueden llevar a legitimar discursos similares a los
de UPyD, cosa que me parece bastante peligrosa.
Pese a que, de modo correcto en
mi opinión, afirmó que lo que hay que hacer es aprender de la gente, que todos
tenemos que colaborar en los proyectos políticos, en algún momento se pudo
entrever un cierto aire de superioridad de “los intelectuales” que son los que
van a revelar la verdad al pueblo. Me parece que eso es un error y que tenemos
que tener muy claro que todos somos, de algún modo, intelectuales, que todos
somos capaces de pensar y de elaborar. Si no tenemos claro esto vamos a
reproducir la división propia del sistema en el que vivimos: unos piensan y
otros ejecutan. Que alguien se autoatribuya la categoría de “intelectual” no me
parece bien, creo que en ello subyace una intención de superioridad que no creo
que sea útil ni real.
Pese a esto último, diría que la
concepción que de Podemos tiene Juan Carlos Monedero no me desagrada, un
intento de unir a la izquierda, a la que ya está organizada y a la que aún no
lo está, pero no estoy seguro de que sea lo que vaya a ser Podemos realmente,
tal vez Podemos sea lo que la gente que se sume al proyecto quiera, por eso me
parece muy positivo que haya personas que desde fuera, desde las eternas
guerras internas de la izquierda, trabaje en Podemos.