GanemosPinto: llega la primavera.
La reciente experiencia de
confluencia política impulsada por diversas organizaciones, colectivos, y
ciudadanos a título individual, que se está comenzando a desarrollar en Pinto y
a la que hemos dado en llamar con el sugerente nombre de GanemosPinto, supone una
gran oportunidad de cambiar la política de un modo profundo y abre la
posibilidad de crear instrumentos con los que los ciudadanos vayan siendo
capaces de hacerse con más espacios de poder. Nos encontramos en un momento
social y político crucial en el que desaprovechar este tipo de oportunidades
supondría una torpeza y una irresponsabilidad imperdonables. El patriotismo de
siglas no debe tener lugar cuando existe, tal vez por primera y no sé si única
vez, la posibilidad de cambiar las cosas de modo muy significativo. Aunque a
veces no nos lo pueda parecer, tenemos nuestra pequeña porción de
responsabilidad histórica.
¿Tomar el poder sin más? De
ningún modo GanemosPinto debe
constituirse únicamente como una plataforma para conseguir el poder a cualquier
precio o como un ariete que pretende derribar al gobierno del Partido Popular
pactando con quien sea, para utilizar el poder en su propio beneficio y para
justificar los abusos que se pudiesen cometer durante cuatro años por la
“confianza” expresada por los ciudadanos en las urnas. No es, de ningún modo,
una apuesta por la alternancia, sino que se trata de algo muy distinto: la
cuestión es comprender que el objetivo de ganar las elecciones es un medio más
que un fin, y que esa victoria electoral no supondría un pretexto para
acomodarse o para pensar que ése es el punto de llegada del proyecto, sino que
se trataría del punto de partida.
Todos lo objetivos que se plantea
GanemosPinto solo se podrán conseguir
si somos conscientes de que el poder debe ser un poder ciudadano, que la
democracia es un movimiento, y que tampoco la democracia es algo que se alcanza
definitivamente, sino que es un modo de
vivir que se construye y se perfecciona cada día. El control constante y activo
por parte de los ciudadanos de los cargos electos y su posibilidad de
revocación en cualquier momento deben garantizar que no se abra un abismo entre
representantes y representados. Estos representantes no deben sentirse miembros
de una clase “especial” que ha llegado a ese puesto debido a su superioridad
con respecto al resto de ciudadanos. Nuestros representantes deben ser
conscientes de que no son nada más, y nada menos, que ciudadanos que hacen
política de modo circunstancial.
No podemos olvidar que el sistema
en el que vivimos está basado, además de en una determinada estructura
económica, en un conjunto de relaciones sociales y en una manera de vivir y de
enfrentarnos a la realidad. Es muy importante que si queremos realmente
construir algo distinto (prefiero este término a “nuevo”), debemos dar una gran
importancia a la cuestión del ejemplo. Frente al despilfarro, al nepotismo, a
la prepotencia, al autoritarismo y ante tanta degeneración de la política,
debemos confrontar un comportamiento ejemplar, austero, ecuánime y siempre en
una permanente relación de igualdad con el conjunto de los ciudadanos. A
nuestros representantes debemos exigirles un especial cuidado y exquisitez en
esa ejemplaridad que demandamos para todos.
Ganemospinto no deberá caer en el error de autoproclamarse
“campeón” de la participación ciudadana y de olvidarse de ella cuando tenga el
poder en sus manos. Ya son demasiadas las veces en las que hemos contemplado
programas electorales con “apuestas participativas”, o que prometían gobernar
con los movimientos sociales y ciudadanos, y que una vez instalados en sus
sillones, se dedican a cooptar y destruir cualquier voz crítica. La
potenciación de un movimiento crítico, democrático, que controle y no permita
acomodarse a los representantes políticos sería un rasgo diferencial y muy
importante en la labor política de GanemosPinto.
Sin la independencia de los movimientos sociales no puede existir un movimiento
crítico que merezca ese nombre y que garantice un control permanente de los
representantes políticos.
Y, por supuesto, es necesario un
profundo empeño político para fomentar la participación y para sacar a los
ciudadanos del “letargo inducido” al que
se les ha llevado desde ya hace demasiado tiempo. Van a resultar imprescindibles,
debemos tenerlo claro, políticas activas de participación y será necesario un
plan serio para estimularla. Hay que enfrentarse también con valor a ese lugar
común de que “la gente no participa”. Es posible que la gente participe más,
sólo si se la incita a la participación, si se hace un esfuerzo pedagógico para
que la ciudadanía sea consciente de la importancia de que se implique en las
decisiones. Resulta evidente que nuestros conciudadanos, como en el caso de
Pinto, no participan cuando se les presenta una caricatura participativa en la
que no tienen ningún tipo de poder de decisión.
Tampoco creo que sería bueno que
nos quedásemos en un modelo democracia
que se centrase únicamente en los procedimientos, sino que deberíamos tratar de
profundizar lo máximo posible y tratar de hallar un concepto “fuerte” de
democracia. Los medios condicionan de modo profundo los fines, pero no son un
fin en si mismos. Con esto quiero decir que herramientas como las primarias
ciudadanas, por ejemplo, son buenas y necesarias, pero, a la vez, no son la
absoluta garantía de la democracia. Son, sin duda alguna, un paso importante
que ayuda a crear conciencia y costumbre democrática, pero, en mi opinión, lo
único que garantiza realmente la democracia es la implicación de la mayoría
social en su autogobierno. Tal vez pueda parecer un objetivo demasiado
ambicioso, pero estoy convencido que ese debe ser el objetivo principal de GanemosPinto.
Quizás nunca hemos visto tan de cerca la primavera,
quizás nunca las esperanzas han sido tan grandes, pero la criatura que la
vislumbra es frágil. De nuevo el optimismo de la voluntad y el pesimismo de la
inteligencia deben combinarse con la mayor cantidad de sabiduría y de prudencia
posibles. Depende de todos nosotros, de nuestra inteligencia y de nuestra
voluntad, para que este proyecto crezca con fuerza y para que se pueda fraguar
un proyecto capaz de alumbrar lo que todos deseamos: la democracia real, el
poder de los ciudadanos.
Carlos Gutiérrez (GanemosPinto)
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