martes, 9 de septiembre de 2014

GanemosPinto: llega la primavera.



GanemosPinto:  llega la primavera.



La reciente experiencia de confluencia política impulsada por diversas organizaciones, colectivos, y ciudadanos a título individual, que se está comenzando a desarrollar en Pinto y a la que hemos dado en llamar con el sugerente nombre de GanemosPinto,  supone una gran oportunidad de cambiar la política de un modo profundo y abre la posibilidad de crear instrumentos con los que los ciudadanos vayan siendo capaces de hacerse con más espacios de poder. Nos encontramos en un momento social y político crucial en el que desaprovechar este tipo de oportunidades supondría una torpeza y una irresponsabilidad imperdonables. El patriotismo de siglas no debe tener lugar cuando existe, tal vez por primera y no sé si única vez, la posibilidad de cambiar las cosas de modo muy significativo. Aunque a veces no nos lo pueda parecer, tenemos nuestra pequeña porción de responsabilidad histórica.

¿Tomar el poder sin más? De ningún modo GanemosPinto debe constituirse únicamente como una plataforma para conseguir el poder a cualquier precio o como un ariete que pretende derribar al gobierno del Partido Popular pactando con quien sea, para utilizar el poder en su propio beneficio y para justificar los abusos que se pudiesen cometer durante cuatro años por la “confianza” expresada por los ciudadanos en las urnas. No es, de ningún modo, una apuesta por la alternancia, sino que se trata de algo muy distinto: la cuestión es comprender que el objetivo de ganar las elecciones es un medio más que un fin, y que esa victoria electoral no supondría un pretexto para acomodarse o para pensar que ése es el punto de llegada del proyecto, sino que se trataría del punto de partida.

Todos lo objetivos que se plantea GanemosPinto solo se podrán conseguir si somos conscientes de que el poder debe ser un poder ciudadano, que la democracia es un movimiento, y que tampoco la democracia es algo que se alcanza definitivamente,  sino que es un modo de vivir que se construye y se perfecciona cada día. El control constante y activo por parte de los ciudadanos de los cargos electos y su posibilidad de revocación en cualquier momento deben garantizar que no se abra un abismo entre representantes y representados. Estos representantes no deben sentirse miembros de una clase “especial” que ha llegado a ese puesto debido a su superioridad con respecto al resto de ciudadanos. Nuestros representantes deben ser conscientes de que no son nada más, y nada menos, que ciudadanos que hacen política de modo circunstancial.

No podemos olvidar que el sistema en el que vivimos está basado, además de en una determinada estructura económica, en un conjunto de relaciones sociales y en una manera de vivir y de enfrentarnos a la realidad. Es muy importante que si queremos realmente construir algo distinto (prefiero este término a “nuevo”), debemos dar una gran importancia a la cuestión del ejemplo. Frente al despilfarro, al nepotismo, a la prepotencia, al autoritarismo y ante tanta degeneración de la política, debemos confrontar un comportamiento ejemplar, austero, ecuánime y siempre en una permanente relación de igualdad con el conjunto de los ciudadanos. A nuestros representantes debemos exigirles un especial cuidado y exquisitez en esa ejemplaridad que demandamos para todos.


Ganemospinto no deberá caer en el error de autoproclamarse “campeón” de la participación ciudadana y de olvidarse de ella cuando tenga el poder en sus manos. Ya son demasiadas las veces en las que hemos contemplado programas electorales con “apuestas participativas”, o que prometían gobernar con los movimientos sociales y ciudadanos, y que una vez instalados en sus sillones, se dedican a cooptar y destruir cualquier voz crítica. La potenciación de un movimiento crítico, democrático, que controle y no permita acomodarse a los representantes políticos sería un rasgo diferencial y muy importante en la labor política de GanemosPinto. Sin la independencia de los movimientos sociales no puede existir un movimiento crítico que merezca ese nombre y que garantice un control permanente de los representantes políticos.

Y, por supuesto, es necesario un profundo empeño político para fomentar la participación y para sacar a los ciudadanos del “letargo inducido”  al que se les ha llevado desde ya hace demasiado tiempo. Van a resultar imprescindibles, debemos tenerlo claro, políticas activas de participación y será necesario un plan serio para estimularla. Hay que enfrentarse también con valor a ese lugar común de que “la gente no participa”. Es posible que la gente participe más, sólo si se la incita a la participación, si se hace un esfuerzo pedagógico para que la ciudadanía sea consciente de la importancia de que se implique en las decisiones. Resulta evidente que nuestros conciudadanos, como en el caso de Pinto, no participan cuando se les presenta una caricatura participativa en la que no tienen ningún tipo de poder de decisión.

Tampoco creo que sería bueno que nos quedásemos en un modelo  democracia que se centrase únicamente en los procedimientos, sino que deberíamos tratar de profundizar lo máximo posible y tratar de hallar un concepto “fuerte” de democracia. Los medios condicionan de modo profundo los fines, pero no son un fin en si mismos. Con esto quiero decir que herramientas como las primarias ciudadanas, por ejemplo, son buenas y necesarias, pero, a la vez, no son la absoluta garantía de la democracia. Son, sin duda alguna, un paso importante que ayuda a crear conciencia y costumbre democrática, pero, en mi opinión, lo único que garantiza realmente la democracia es la implicación de la mayoría social en su autogobierno. Tal vez pueda parecer un objetivo demasiado ambicioso, pero estoy convencido que ese debe ser el objetivo principal de GanemosPinto.

Quizás  nunca hemos visto tan de cerca la primavera, quizás nunca las esperanzas han sido tan grandes, pero la criatura que la vislumbra es frágil. De nuevo el optimismo de la voluntad y el pesimismo de la inteligencia deben combinarse con la mayor cantidad de sabiduría y de prudencia posibles. Depende de todos nosotros, de nuestra inteligencia y de nuestra voluntad, para que este proyecto crezca con fuerza y para que se pueda fraguar un proyecto capaz de alumbrar lo que todos deseamos: la democracia real, el poder de los ciudadanos.



Carlos Gutiérrez (GanemosPinto)

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