miércoles, 10 de septiembre de 2014

Memória histórica, más necesaria que nunca

Memoria histórica, más necesaria que nunca
Carlos Gutiérrez


"Una cosa es la realidad y otra la mierda, que es sólo una parte de la realidad, compuesta, precisamente, por los que aceptan la realidad moralmente, no sólo intelectualmente". (Carta a Félix Novales) Manuel Sacristán Luzón.


Abordar esta cuestión, tratar de centrar el debate y situar cuales son los puntos centrales en cuanto a la Memoria histórica se refiere, es una tarea que merece el mayor de los esfuerzos y un rigor especial. Es necesario luchar sin cuartel contra las falsificaciones y contra el revisionismo histórico. Una vez más debemos enfrentarnos a una corriente ideológico-cultural dominante que pretende hacernos tragar con una única versión de los hechos. Una versión que so capa de parecer “neutral” y reconciliadora, es todo lo contrario: sectaria, interesada y partidista. Tenemos ante nosotros una lucha apasionante y dura: una pelea ideológica, política y cultural.
En estos días, La Esfera de los Libros, editorial ligada al diario derechista El Mundo, ha publicado un texto, al que pretende hacer llamar libro, titulado; Me fusilaron en la Almudena, en cuyas páginas se enseñorea el más rancio revisionismo histórico “a la española”. Con el pretexto de hacer un homenaje a las victimas del franquismo, y en especial, a las de la Almudena, el libelo pedrojotiano intenta extender, de modo escandalosamente cínico, ese nefando lugar común según el cual se iguala a verdugos y victimas. En este panfleto propagandístico se afirman cosas como estas: “todos eran nuestros compatriotas”, “a los partidos de izquierda les interesaba que Franco fusilase al mayor número de gente posible”. “los nacionales se vengaron de los que habían hecho daño a su gente” o “Las Asociaciones de Memoria Histórica han sido imprudentes al seguir la vía penal”. Parece claro que con “amigos” así, no hacen falta enemigos.
Hay dos cuestiones que me parecen fundamentales y por las que resulta tan importante analizar este tema de un modo muy serio y sin concesiones a la galería. La primera de ellas es que estamos hablando de la memoria y la dignidad de lo mejor de la sociedad española, de lo mejor de una generación. Muchas veces olvidamos, cuando hablamos de nuestras actuales carencias, que toda una generación fue aniquilada física o intelectualmente. No podemos de ningún modo aceptar que los que lucharon en ambos bandos eran nuestros compatriotas- para muchos de nosotros, nuestros auténticos compatriotas también estaban entre los miembros de las Brigadas Internacionales, ese maravilloso e insuperable ejemplo de generosidad y de solidaridad-. El hecho de que fuesen españoles no cancela su responsabilidad por lo que hicieron o por lo que permitieron hacer. Una de las partes, la derrotada, sólo militarmente, nunca moralmente, por el fascismo internacional, tuvo el coraje de levantarse contra la barbarie, tuvo la dignidad de no permanecer inmóvil y de comprometerse, incluso dando la vida, en un proyecto colectivo de emancipación social. Seguramente la II República, ese hermoso proyecto del pueblo, fue la creación más participativa, democrática y esperanzadora que se ha edificado en nuestro país.
No es cierto que la II República fuese sólo el producto de la victoria en unas elecciones, del hastío de una Monarquía corrupta o de unas guerras coloniales absurdas que sangraban al pueblo. El fermento en el que creció el proyecto republicano se encuentra en lo más profundo de las aspiraciones populares En todas las ricas experiencias de rebeldía y autoorganización que se habían venido fraguando en las diversas corrientes emancipatorias, desde el potentísimo movimiento anarcosindicalista, pasando por el socialismo, el republicanismo de izquierdas,el incipiente partido comunista, o las experiencias surgidas de modo autónomo y cercano a algo que se puede calificar de “rebeldía primitiva”. La II República supuso el momento histórico más importante para que nuestro pueblo pudiese por fin ser soberano, para que un proyecto popular triunfase y consiguiese que nuestro país abandonara las tinieblas, para que comenzase un proceso de construcción de un verdadera democracia. ¿Como es posible que alguien pueda afirmar que los criminales que cercenaron tantas ilusiones y tantas vidas eran nuestros compatriotas? Es hora de reapropiarnos del lenguaje, los patriotas eran los que defendieron la República, los otros eran apátridas, criminales y fieles representantes de lo más negro de nuestra historia. En la Revolución Francesa, en la Comuna de París, en tantos y tantos ejemplos de lucha popular, siempre los patriotas han sido los defensores de la libertad, de la democracia y del gobierno del pueblo.
La segunda cuestión me parece que nos puede dar la clave de porque existe esa inquina y esa contrapropaganda tan feroz por parte de los herederos, enmascarados o no, del franquismo contra la recuperación de la Memoria histórica. Es la cuestión política, entendido este término en un sentido fuerte, es la cuestión de plantearnos de dónde venimos y a dónde queremos ir. Para intentar construir cualquier proyecto político serio en nuestro país, es necesario tener claro si lo que queremos hacer hunde sus raíces en la autodeterminación popular que supuso la II República o en la paz de los cementerios impuesta por el franquismo, si queremos una democracia basada en la expresión plena de la voluntad popular a través de un proyecto republicano o aceptamos la Transición impuesta por los poderes fácticos del franquismo. Si seguimos aceptando la Constitución Española como una “carta otorgada” nunca conseguiremos alcanzar una auténtica democracia popular y participativa. Seguiremos siendo eternamente presos de los miedos que nos quieren imponer.
Este no es un debate nuevo, lo que me preocupa es que este debate no se esté llevando a cabo en nuestro país a la altura de las circunstancias. Tanto la república italiana como la francesa, por ejemplo, han tenido que hacer frente a ese alza del revisionismo, pero cualquier italiano de izquierdas tiene claro que es fundamental defender que los valores de la construcción democrática y progresista vienen dados por la lucha partisana contra el fascismo, de ningún modo es posible aceptar que estos valores hayan sido inspirados por la República de Saló. De igual modo, a ningún francés progresista se le ocurriría venerar a los colaboracionistas de Vichy, o mucho menos igualarlos a los luchadores de la Resistencia .Ellos tienen bastante claro que los valores de libertad independencia y democracia eran los defendidos por la Resistencia.
Siempre he pensado que la Memoria histórica era un elemento clave para el futuro. Toda esta legión de supuestos historiadores y escritores pagados por el poder y por la derecha mediática, se empeñan en que se trata de remover el pasado, de abrir heridas ya cerradas o de cosas de nostálgicos y trasnochados izquierdistas. Estoy convencido de lo contrario, recuperar la Memoria Histórica es un arma cargada de inmenso futuro, supone devolver al pueblo la capacidad de retomar el hilo de su trayectoria emancipatoria, puede suponer, soy consciente de que es muy difícil, un aldabonazo para que renazca una cultura popular alternativa que fue destrozada por casi 40 años de franquismo, por un período demasiado grande de Noche y Niebla. Nuestro futuro depende de que sepamos comprender el pasado, En primer término, debemos darnos cuenta de porque tienen ese interés en robarnos el pasado y actuar para no permitirlo. No quieren que descubramos que han cambiado menos cosas de las que pensamos, y que los que siguen mandando son los hijos y los nietos de los que nos robaron el proyecto republicano y asesinaron a nuestros abuelos y familiares más queridos.
Necesitamos que en nuestro país ninguna agresión quede sin respuesta. Las agresiones a la cultura popular expresadas en modo de revisionismo histórico son las peores y las más dañinas. Si queremos construir una sociedad libre y democrática sólo podremos hacerlo si somos capaces de esclarecer nuestro pasado. Debemos dejar claro que la II República fue un proyecto popular que pretendía construir una democracia avanzada y sacar a nuestro país de siglos de barbarie y dictadura oligárquica. Debemos dejar claro que los que se levantaron contra ese proyecto no son ni nuestros compatriotas ni nuestros hermanos. Tomar decisiones y tomar partido tiene sus consecuencias. Algunos decidieron servir a la oligarquía y a los intereses económicos. Decidieron traicionar a su pueblo. La Guerra Civil tuvo lugar porque la parte más valiosa de nuestro pueblo decidió resistir a un Golpe de Estado fascista y criminal, y decidió, al mismo tiempo, defender su libertad y sus derechos, esa es la única explicación que debemos admitir. Los que defendieron la libertad merecen honor y reconocimiento, los que defendieron la muerte y la esclavitud sólo deben recibir oprobio y desprecio.


Fdo: Carlos Gutiérrez (militante del MIA-Pinto y de Espai Marx)


A la memoria de Valentín De Pedro (15-02-41), de Francisco Aguilar Lagos (24-06-39), de Tiburcio Galán (29-04-40) fusilados en las tapias de La Almudena, y a la de todos los familiares muertos y represaliados de amigos, camaradas y compañeros, y a la de todos los que dieron generosamente la vida por todos nosotros. Por nuestra felicidad y por nuestra libertad. Gentes, todas ellas, que quisieron hacer realidad las promesas de la filosofía.

martes, 9 de septiembre de 2014

GanemosPinto: llega la primavera.



GanemosPinto:  llega la primavera.



La reciente experiencia de confluencia política impulsada por diversas organizaciones, colectivos, y ciudadanos a título individual, que se está comenzando a desarrollar en Pinto y a la que hemos dado en llamar con el sugerente nombre de GanemosPinto,  supone una gran oportunidad de cambiar la política de un modo profundo y abre la posibilidad de crear instrumentos con los que los ciudadanos vayan siendo capaces de hacerse con más espacios de poder. Nos encontramos en un momento social y político crucial en el que desaprovechar este tipo de oportunidades supondría una torpeza y una irresponsabilidad imperdonables. El patriotismo de siglas no debe tener lugar cuando existe, tal vez por primera y no sé si única vez, la posibilidad de cambiar las cosas de modo muy significativo. Aunque a veces no nos lo pueda parecer, tenemos nuestra pequeña porción de responsabilidad histórica.

¿Tomar el poder sin más? De ningún modo GanemosPinto debe constituirse únicamente como una plataforma para conseguir el poder a cualquier precio o como un ariete que pretende derribar al gobierno del Partido Popular pactando con quien sea, para utilizar el poder en su propio beneficio y para justificar los abusos que se pudiesen cometer durante cuatro años por la “confianza” expresada por los ciudadanos en las urnas. No es, de ningún modo, una apuesta por la alternancia, sino que se trata de algo muy distinto: la cuestión es comprender que el objetivo de ganar las elecciones es un medio más que un fin, y que esa victoria electoral no supondría un pretexto para acomodarse o para pensar que ése es el punto de llegada del proyecto, sino que se trataría del punto de partida.

Todos lo objetivos que se plantea GanemosPinto solo se podrán conseguir si somos conscientes de que el poder debe ser un poder ciudadano, que la democracia es un movimiento, y que tampoco la democracia es algo que se alcanza definitivamente,  sino que es un modo de vivir que se construye y se perfecciona cada día. El control constante y activo por parte de los ciudadanos de los cargos electos y su posibilidad de revocación en cualquier momento deben garantizar que no se abra un abismo entre representantes y representados. Estos representantes no deben sentirse miembros de una clase “especial” que ha llegado a ese puesto debido a su superioridad con respecto al resto de ciudadanos. Nuestros representantes deben ser conscientes de que no son nada más, y nada menos, que ciudadanos que hacen política de modo circunstancial.

No podemos olvidar que el sistema en el que vivimos está basado, además de en una determinada estructura económica, en un conjunto de relaciones sociales y en una manera de vivir y de enfrentarnos a la realidad. Es muy importante que si queremos realmente construir algo distinto (prefiero este término a “nuevo”), debemos dar una gran importancia a la cuestión del ejemplo. Frente al despilfarro, al nepotismo, a la prepotencia, al autoritarismo y ante tanta degeneración de la política, debemos confrontar un comportamiento ejemplar, austero, ecuánime y siempre en una permanente relación de igualdad con el conjunto de los ciudadanos. A nuestros representantes debemos exigirles un especial cuidado y exquisitez en esa ejemplaridad que demandamos para todos.


Ganemospinto no deberá caer en el error de autoproclamarse “campeón” de la participación ciudadana y de olvidarse de ella cuando tenga el poder en sus manos. Ya son demasiadas las veces en las que hemos contemplado programas electorales con “apuestas participativas”, o que prometían gobernar con los movimientos sociales y ciudadanos, y que una vez instalados en sus sillones, se dedican a cooptar y destruir cualquier voz crítica. La potenciación de un movimiento crítico, democrático, que controle y no permita acomodarse a los representantes políticos sería un rasgo diferencial y muy importante en la labor política de GanemosPinto. Sin la independencia de los movimientos sociales no puede existir un movimiento crítico que merezca ese nombre y que garantice un control permanente de los representantes políticos.

Y, por supuesto, es necesario un profundo empeño político para fomentar la participación y para sacar a los ciudadanos del “letargo inducido”  al que se les ha llevado desde ya hace demasiado tiempo. Van a resultar imprescindibles, debemos tenerlo claro, políticas activas de participación y será necesario un plan serio para estimularla. Hay que enfrentarse también con valor a ese lugar común de que “la gente no participa”. Es posible que la gente participe más, sólo si se la incita a la participación, si se hace un esfuerzo pedagógico para que la ciudadanía sea consciente de la importancia de que se implique en las decisiones. Resulta evidente que nuestros conciudadanos, como en el caso de Pinto, no participan cuando se les presenta una caricatura participativa en la que no tienen ningún tipo de poder de decisión.

Tampoco creo que sería bueno que nos quedásemos en un modelo  democracia que se centrase únicamente en los procedimientos, sino que deberíamos tratar de profundizar lo máximo posible y tratar de hallar un concepto “fuerte” de democracia. Los medios condicionan de modo profundo los fines, pero no son un fin en si mismos. Con esto quiero decir que herramientas como las primarias ciudadanas, por ejemplo, son buenas y necesarias, pero, a la vez, no son la absoluta garantía de la democracia. Son, sin duda alguna, un paso importante que ayuda a crear conciencia y costumbre democrática, pero, en mi opinión, lo único que garantiza realmente la democracia es la implicación de la mayoría social en su autogobierno. Tal vez pueda parecer un objetivo demasiado ambicioso, pero estoy convencido que ese debe ser el objetivo principal de GanemosPinto.

Quizás  nunca hemos visto tan de cerca la primavera, quizás nunca las esperanzas han sido tan grandes, pero la criatura que la vislumbra es frágil. De nuevo el optimismo de la voluntad y el pesimismo de la inteligencia deben combinarse con la mayor cantidad de sabiduría y de prudencia posibles. Depende de todos nosotros, de nuestra inteligencia y de nuestra voluntad, para que este proyecto crezca con fuerza y para que se pueda fraguar un proyecto capaz de alumbrar lo que todos deseamos: la democracia real, el poder de los ciudadanos.



Carlos Gutiérrez (GanemosPinto)