jueves, 20 de noviembre de 2014

Confundir la salida con la meta




Confundir la salida con la meta.



Con respecto a la entrevista que concede José Antonio Moreno, candidato de la corriente de Ángel Pérez en la primarias de IU-CM, al diario El País, coincido en que es necesario reivindicar la importancia de la lucha de los trabajadores y las clases populares para que la operación gatopardista abordada por las élites  del régimen franquista se viese mitigada y para que no fuese posible un “franquismo sin Franco”. La muy limitada democracia de la que disfrutamos es fruto mucho más de la lucha popular que de una graciosa concesión, eso está claro. También resulta evidente que la historiografía oficial y los medios de comunicación han construido un relato según el cual esa limitada democracia de la que hablaba antes respondió a la buena voluntad de unos políticos franquistas que sufrieron una conversión paulina al credo democrático, todo esto con la actuación imprescindible del rey demócrata por excelencia: Juan Carlos I.  La lucha por desenmascarar la falsedad de ese relato me parece una de las tareas centrales para la izquierda aún hoy.

Pero una vez dicho esto, pienso que José Antonio Moreno vuelve a caer en el mismo error, y 36 años más tarde, lo que es más grave, en el que cayó la izquierda de la época. Para decirlo de un modo muy sencillo,  y en términos deportivos, se confundió la meta con la salida. Creo que en aquellos tiempos, por cierta izquierda, y con mejor o peor voluntad, se identificó la Constitución del 78 como la meta y el fin de la lucha. La aceptación de la presencia de los comunistas en las instituciones y su legalización allanaban una amplia autopista hacia la toma del poder surcando únicamente las vías electorales. De aquellos polvos vienen en gran medida estos lodos. Lo que ya resulta  llamativo, preocupante, descorazonador, y se pueden añadir varios adjetivos más, es que desde un determinado sector de la izquierda se siga aceptando el llamado régimen del 78 como el fin del camino y como un instrumento que se debe apuntalar.

Subyace en el discurso de J.A.Moreno, también, un determinado mensaje que vendría a decir más o menos lo siguiente: “el régimen del 78 abrió la puerta institucional a la izquierda (PCE, luego IU) y le concedió el estatuto de “minoría simpática”. Este es un estatuto que nos permite estar bastante cómodos, asegura financiación para el funcionamiento de la organización y de la consiguiente burocracia asociada a ella. ¿Para que vamos a intentar cambiar las cosas si llevamos casi cuatro décadas viviendo confortablemente instalados en la minoría? ¿Si tenemos asegurado más o menos entre un 5 y un 10% para que vamos a arriesgarnos a proyectos aventurados? En definitiva, aceptemos ser una minoría para los restos que fuera hace mucho frío.

También no querría dejar de señalar que pese a que pudiera parecer que lo que hace Moreno es una encendida defensa del papel de la clase obrera en la Transición, me parece que el efecto que consigue es el contrario. Al inferirse de sus palabras que todo lo que podía conseguirse es lo que hemos conseguido hasta ahora, de algún modo se está aceptando tanto la impotencia de los trabajadores y del pueblo como de sus organizaciones. Sí el máximo grado de democracia y de bienestar posible para los españoles es el que ha sido consecuencia de los “acuerdos del 78” tendríamos que reconocer que la potencialidad del movimiento popular era mínima. Eso tal vez justificaría, es posible que sus respuestas sean un intento de justificar, su conformidad con el minoritarismo de la izquierda.

Desde luego que hay una cosa que me parece evidente: pensar que el régimen del 78 se debe apuntalar o creer que esa es una de las tareas de la izquierda para nuestros días, supone  o bien ser completamente ajeno a lo que esta sucediendo cada día en nuestras calles o bien no haber entendido absolutamente nada. Además me parece absolutamente suicida, en momentos en los que la calle reclama procesos de unidad y construcción de instrumentos que aseguren más democracia, pretender refugiarse en giros identitarios que tienen más de pose que de contenido real. Y lo peor de todo es que algunos suicidios no so individuales y pueden arrastrar a organizaciones que no se merecen, de ningún modo, esa suerte. De nuevo, en el 2014, volver a confundir la salida con la meta, aceptar que lo que tenemos es lo máximo que podemos conseguir, tendría resultados posiblemente irreversibles para la izquierda.

Carlos Gutiérrez

jueves, 6 de noviembre de 2014

Una cita de E.P.Thompson (Misería de la teoría)




“Ningún otro rasgo es mas característico de los marxismos occidentales, ni más revelador de sus premisas profundamente antidemocráticas. Tanto si se trata de la Escuela de Frankfurt como de Althusser, están marcados por el mismo fuerte énfasis en el peso ineluctable de los modos ideológicos de dominación: una dominación que destruye cada espacio para la iniciativa o la creatividad de la masa del pueblo; una dominación de la que solamente la minoría ilustrada de los intelectuales puede liberarse [...] es esta una triste premisa con la cual debería emprender la teoría socialista (todos los hombres y mujeres, a excepción de nosotros, son originalmente estúpidos) y que conduce naturalmente a conclusiones pesimistas o autoritarias”
(E. P. Thompson, Miseria de la teoría)

domingo, 26 de octubre de 2014

Una breve reflexión sobre las clases sociales




¿Es posible hablar de clases sociales, más en concreto de clase obrera o trabajadora, sin procesos de lucha o sin la existencia de una cultura autónoma común? Creo que no, afirmar que “existe” clase obrera nada más que por el lugar que  un determinado colectivo humano ocupa en el proceso de producción es demasiado reduccionista y nos presentaría un concepto de clase demasiado débil y muy discutible, aunque resulta evidente que existe una legión, tal vez cada vez mayor, de trabajadores por cuenta ajena. Prefiero un concepto más fuerte de clase, más ligado con la historia y con la cultura, esto es, una clase que es producto de compartir experiencias de lucha y que elabora una cultura común, autónoma, como consecuencia de sus vivencias y distinta de la de los capitalistas. 

¿No es acaso la disolución de la cultura de la clase trabajadora el gran triunfo del capitalismo? ¿Cómo es posible que, en unos años, hayamos pasado del orgullo de ser obrero a la vergüenza por serlo y a querer ocultar esa condición bajo el pretexto de su temporalidad? ¿No resulta llamativo que la imposición de un modelo cultural (en el sentido más amplio del término) único haya sido, previa disolución de la cultura obrera, una de las tareas en las que ha invertido más esfuerzos el Sistema? Solo recuperando su autonomía será posible que la clase trabajadora empiece a abordar procesos de reconstitución, casi empezando desde cero, que superen al abismo que media entre la “clase en sí” y la “clase para sí”.

Podemos-Evo


Podemos-Evo

La reciente y rotunda victoria electoral de Evo Morales en las elecciones bolivianas debe suscitar reflexiones y enseñanzas políticas para aquellos que queremos cambiar nuestra sociedad de modo profundo. No resulta muy habitual encontrarnos ante un presidente que accede a su tercer mandato con un 60% de los votos y con un más que considerable apoyo popular.
Sin duda la victoria de Evo se debe a que ha conseguido elevar el nivel de vida de los bolivianos y a que ha hecho más sólidos los mecanismos democráticos y de participación. La creación de un nuevo bloque histórico popular en Bolivia ha sido encabezado por el MAS (Movimiento al Socialismo), la formación política de Evo Morales, que más que como un partido a la vieja usanza, funciona como un crisol de movimientos sociales diversos que reflejan la plural realidad de la sociedad boliviana.
Resulta evidente que nuestro país no es Bolivia, ni su historia ni sus condiciones sociales o políticas son iguales, pero eso no debe ser óbice para que, sin pretender ni imitar ni ajustarnos a modelos, sepamos capaces de aprender de una experiencia tan interesante. En ese marco nos parece pertinente y necesario incluir la experiencia de Podemos, y, sobre todo, el evidente interés popular que está suscitando su surgimiento y desarrollo. Será necesario posicionarse sobre temas clave como el modelo productivo para nuestro país o la cuestión de nuestra integración en la UE y en el Sistema Euro. Estamos ante una oportunidad histórica que, tengámoslo claro, puede ser aprovechada o no.
Podemos está consiguiendo generar una ilusión y un apoyo popular (aunque este apoyo, a mi juicio, debería ampliarse), que pueden convertirse en el generador de la construcción de un bloque popular similar al que gobierna Bolivia, en nuestro país. Desde luego que estamos solo al inicio del proceso y que aún nos podremos encontrar en el camino mil trabas, errores o retrocesos, pero la posibilidad está abierta y su desarrollo dependerá de cómo se vaya ampliando ese bloque social en un proceso de construcción siempre democrático.
Con toda seguridad no serán solo los que ahora están inscritos en Podemos los únicos que lleven a caso ese proceso, sino un movimiento mucho más amplio y que implique a más sujetos políticos y sociales. Ese movimiento deberá luchar contra los fenómenos negativos que surgirán sin duda: el dirigismo, el personalismo o la burocratización, por ejemplo. Sólo si se consiguen vencer esos “vicios” será posible transitar el camino de un fenómeno meramente electoral a otro, mucho más robusto, que sea capaz de ganar la hegemonía social.
Quedan aún muchísimas cosas por hacer, pero tal vez lo más importante es comprender que debemos mirar la realidad social desde una perspectiva global y sin pretender buscar atajos fruto de las prisas. Un proyecto de cambio social profundo solo puede realizarse con mucha paciencia y contando con el apoyo de grandes mayorías populares. En ese camino se debe comprender tanto que existen diversos sujetos sociales que están llamados a participar en ese proceso como que la conciencia previa de la que parten es distinta. Resulta imprescindible un profundo conocimiento de cuál es tanto la composición de nuestra sociedad como de de cuáles son los intereses de esos sujetos.
No se trata de sustituir a una elite por otra. Cuando se habla de la “generación más preparada de nuestra historia”, (afirmación discutible y en la que se debería aclarar qué se entiende por preparación) parece, en algunas ocasiones, que se está proponiendo una nueva élite llamada a sustituir a la anterior sin proponer mucho más. No se trata de eso, lo que se trata es de construir poder popular, de no entregar nuestra soberanía a “líderes” que decidan por nosotros. Y en el horizonte la necesidad de incorporar a ese nuevo proyecto hegemónico a la gran mayoría de jóvenes y no tan jóvenes que no han tenido ocasión de prepararse y parecen condenados o bien al paro perpetuo, con la consiguiente exclusión social, o bien a la precariedad más miserable. Sin ellos no habrá bloque social hegemónico.
No hay cambio social profundo sin que se proponga una alternativa de vida mejor para las mayorías sociales, es esto lo que han conseguido Evo Morales y el MAS para el pueblo boliviano. El fenómeno de PODEMOS y las expectativas que ha suscitado en nuestro país indican que existe la posibilidad. Se trata, ni más ni menos, de una posibilidad, abierta, no una certeza ni algo que solo puede caminar en una dirección, quede claro. De todos nosotros, de nuestra inteligencia y nuestra capacidad de llegar a acuerdos, de nuestro tesón y nuestra perseverancia, depende que podamos sacar adelante lo que nuestro pueblo parece demandar.

Carlos Gutiérrez

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Memória histórica, más necesaria que nunca

Memoria histórica, más necesaria que nunca
Carlos Gutiérrez


"Una cosa es la realidad y otra la mierda, que es sólo una parte de la realidad, compuesta, precisamente, por los que aceptan la realidad moralmente, no sólo intelectualmente". (Carta a Félix Novales) Manuel Sacristán Luzón.


Abordar esta cuestión, tratar de centrar el debate y situar cuales son los puntos centrales en cuanto a la Memoria histórica se refiere, es una tarea que merece el mayor de los esfuerzos y un rigor especial. Es necesario luchar sin cuartel contra las falsificaciones y contra el revisionismo histórico. Una vez más debemos enfrentarnos a una corriente ideológico-cultural dominante que pretende hacernos tragar con una única versión de los hechos. Una versión que so capa de parecer “neutral” y reconciliadora, es todo lo contrario: sectaria, interesada y partidista. Tenemos ante nosotros una lucha apasionante y dura: una pelea ideológica, política y cultural.
En estos días, La Esfera de los Libros, editorial ligada al diario derechista El Mundo, ha publicado un texto, al que pretende hacer llamar libro, titulado; Me fusilaron en la Almudena, en cuyas páginas se enseñorea el más rancio revisionismo histórico “a la española”. Con el pretexto de hacer un homenaje a las victimas del franquismo, y en especial, a las de la Almudena, el libelo pedrojotiano intenta extender, de modo escandalosamente cínico, ese nefando lugar común según el cual se iguala a verdugos y victimas. En este panfleto propagandístico se afirman cosas como estas: “todos eran nuestros compatriotas”, “a los partidos de izquierda les interesaba que Franco fusilase al mayor número de gente posible”. “los nacionales se vengaron de los que habían hecho daño a su gente” o “Las Asociaciones de Memoria Histórica han sido imprudentes al seguir la vía penal”. Parece claro que con “amigos” así, no hacen falta enemigos.
Hay dos cuestiones que me parecen fundamentales y por las que resulta tan importante analizar este tema de un modo muy serio y sin concesiones a la galería. La primera de ellas es que estamos hablando de la memoria y la dignidad de lo mejor de la sociedad española, de lo mejor de una generación. Muchas veces olvidamos, cuando hablamos de nuestras actuales carencias, que toda una generación fue aniquilada física o intelectualmente. No podemos de ningún modo aceptar que los que lucharon en ambos bandos eran nuestros compatriotas- para muchos de nosotros, nuestros auténticos compatriotas también estaban entre los miembros de las Brigadas Internacionales, ese maravilloso e insuperable ejemplo de generosidad y de solidaridad-. El hecho de que fuesen españoles no cancela su responsabilidad por lo que hicieron o por lo que permitieron hacer. Una de las partes, la derrotada, sólo militarmente, nunca moralmente, por el fascismo internacional, tuvo el coraje de levantarse contra la barbarie, tuvo la dignidad de no permanecer inmóvil y de comprometerse, incluso dando la vida, en un proyecto colectivo de emancipación social. Seguramente la II República, ese hermoso proyecto del pueblo, fue la creación más participativa, democrática y esperanzadora que se ha edificado en nuestro país.
No es cierto que la II República fuese sólo el producto de la victoria en unas elecciones, del hastío de una Monarquía corrupta o de unas guerras coloniales absurdas que sangraban al pueblo. El fermento en el que creció el proyecto republicano se encuentra en lo más profundo de las aspiraciones populares En todas las ricas experiencias de rebeldía y autoorganización que se habían venido fraguando en las diversas corrientes emancipatorias, desde el potentísimo movimiento anarcosindicalista, pasando por el socialismo, el republicanismo de izquierdas,el incipiente partido comunista, o las experiencias surgidas de modo autónomo y cercano a algo que se puede calificar de “rebeldía primitiva”. La II República supuso el momento histórico más importante para que nuestro pueblo pudiese por fin ser soberano, para que un proyecto popular triunfase y consiguiese que nuestro país abandonara las tinieblas, para que comenzase un proceso de construcción de un verdadera democracia. ¿Como es posible que alguien pueda afirmar que los criminales que cercenaron tantas ilusiones y tantas vidas eran nuestros compatriotas? Es hora de reapropiarnos del lenguaje, los patriotas eran los que defendieron la República, los otros eran apátridas, criminales y fieles representantes de lo más negro de nuestra historia. En la Revolución Francesa, en la Comuna de París, en tantos y tantos ejemplos de lucha popular, siempre los patriotas han sido los defensores de la libertad, de la democracia y del gobierno del pueblo.
La segunda cuestión me parece que nos puede dar la clave de porque existe esa inquina y esa contrapropaganda tan feroz por parte de los herederos, enmascarados o no, del franquismo contra la recuperación de la Memoria histórica. Es la cuestión política, entendido este término en un sentido fuerte, es la cuestión de plantearnos de dónde venimos y a dónde queremos ir. Para intentar construir cualquier proyecto político serio en nuestro país, es necesario tener claro si lo que queremos hacer hunde sus raíces en la autodeterminación popular que supuso la II República o en la paz de los cementerios impuesta por el franquismo, si queremos una democracia basada en la expresión plena de la voluntad popular a través de un proyecto republicano o aceptamos la Transición impuesta por los poderes fácticos del franquismo. Si seguimos aceptando la Constitución Española como una “carta otorgada” nunca conseguiremos alcanzar una auténtica democracia popular y participativa. Seguiremos siendo eternamente presos de los miedos que nos quieren imponer.
Este no es un debate nuevo, lo que me preocupa es que este debate no se esté llevando a cabo en nuestro país a la altura de las circunstancias. Tanto la república italiana como la francesa, por ejemplo, han tenido que hacer frente a ese alza del revisionismo, pero cualquier italiano de izquierdas tiene claro que es fundamental defender que los valores de la construcción democrática y progresista vienen dados por la lucha partisana contra el fascismo, de ningún modo es posible aceptar que estos valores hayan sido inspirados por la República de Saló. De igual modo, a ningún francés progresista se le ocurriría venerar a los colaboracionistas de Vichy, o mucho menos igualarlos a los luchadores de la Resistencia .Ellos tienen bastante claro que los valores de libertad independencia y democracia eran los defendidos por la Resistencia.
Siempre he pensado que la Memoria histórica era un elemento clave para el futuro. Toda esta legión de supuestos historiadores y escritores pagados por el poder y por la derecha mediática, se empeñan en que se trata de remover el pasado, de abrir heridas ya cerradas o de cosas de nostálgicos y trasnochados izquierdistas. Estoy convencido de lo contrario, recuperar la Memoria Histórica es un arma cargada de inmenso futuro, supone devolver al pueblo la capacidad de retomar el hilo de su trayectoria emancipatoria, puede suponer, soy consciente de que es muy difícil, un aldabonazo para que renazca una cultura popular alternativa que fue destrozada por casi 40 años de franquismo, por un período demasiado grande de Noche y Niebla. Nuestro futuro depende de que sepamos comprender el pasado, En primer término, debemos darnos cuenta de porque tienen ese interés en robarnos el pasado y actuar para no permitirlo. No quieren que descubramos que han cambiado menos cosas de las que pensamos, y que los que siguen mandando son los hijos y los nietos de los que nos robaron el proyecto republicano y asesinaron a nuestros abuelos y familiares más queridos.
Necesitamos que en nuestro país ninguna agresión quede sin respuesta. Las agresiones a la cultura popular expresadas en modo de revisionismo histórico son las peores y las más dañinas. Si queremos construir una sociedad libre y democrática sólo podremos hacerlo si somos capaces de esclarecer nuestro pasado. Debemos dejar claro que la II República fue un proyecto popular que pretendía construir una democracia avanzada y sacar a nuestro país de siglos de barbarie y dictadura oligárquica. Debemos dejar claro que los que se levantaron contra ese proyecto no son ni nuestros compatriotas ni nuestros hermanos. Tomar decisiones y tomar partido tiene sus consecuencias. Algunos decidieron servir a la oligarquía y a los intereses económicos. Decidieron traicionar a su pueblo. La Guerra Civil tuvo lugar porque la parte más valiosa de nuestro pueblo decidió resistir a un Golpe de Estado fascista y criminal, y decidió, al mismo tiempo, defender su libertad y sus derechos, esa es la única explicación que debemos admitir. Los que defendieron la libertad merecen honor y reconocimiento, los que defendieron la muerte y la esclavitud sólo deben recibir oprobio y desprecio.


Fdo: Carlos Gutiérrez (militante del MIA-Pinto y de Espai Marx)


A la memoria de Valentín De Pedro (15-02-41), de Francisco Aguilar Lagos (24-06-39), de Tiburcio Galán (29-04-40) fusilados en las tapias de La Almudena, y a la de todos los familiares muertos y represaliados de amigos, camaradas y compañeros, y a la de todos los que dieron generosamente la vida por todos nosotros. Por nuestra felicidad y por nuestra libertad. Gentes, todas ellas, que quisieron hacer realidad las promesas de la filosofía.

martes, 9 de septiembre de 2014

GanemosPinto: llega la primavera.



GanemosPinto:  llega la primavera.



La reciente experiencia de confluencia política impulsada por diversas organizaciones, colectivos, y ciudadanos a título individual, que se está comenzando a desarrollar en Pinto y a la que hemos dado en llamar con el sugerente nombre de GanemosPinto,  supone una gran oportunidad de cambiar la política de un modo profundo y abre la posibilidad de crear instrumentos con los que los ciudadanos vayan siendo capaces de hacerse con más espacios de poder. Nos encontramos en un momento social y político crucial en el que desaprovechar este tipo de oportunidades supondría una torpeza y una irresponsabilidad imperdonables. El patriotismo de siglas no debe tener lugar cuando existe, tal vez por primera y no sé si única vez, la posibilidad de cambiar las cosas de modo muy significativo. Aunque a veces no nos lo pueda parecer, tenemos nuestra pequeña porción de responsabilidad histórica.

¿Tomar el poder sin más? De ningún modo GanemosPinto debe constituirse únicamente como una plataforma para conseguir el poder a cualquier precio o como un ariete que pretende derribar al gobierno del Partido Popular pactando con quien sea, para utilizar el poder en su propio beneficio y para justificar los abusos que se pudiesen cometer durante cuatro años por la “confianza” expresada por los ciudadanos en las urnas. No es, de ningún modo, una apuesta por la alternancia, sino que se trata de algo muy distinto: la cuestión es comprender que el objetivo de ganar las elecciones es un medio más que un fin, y que esa victoria electoral no supondría un pretexto para acomodarse o para pensar que ése es el punto de llegada del proyecto, sino que se trataría del punto de partida.

Todos lo objetivos que se plantea GanemosPinto solo se podrán conseguir si somos conscientes de que el poder debe ser un poder ciudadano, que la democracia es un movimiento, y que tampoco la democracia es algo que se alcanza definitivamente,  sino que es un modo de vivir que se construye y se perfecciona cada día. El control constante y activo por parte de los ciudadanos de los cargos electos y su posibilidad de revocación en cualquier momento deben garantizar que no se abra un abismo entre representantes y representados. Estos representantes no deben sentirse miembros de una clase “especial” que ha llegado a ese puesto debido a su superioridad con respecto al resto de ciudadanos. Nuestros representantes deben ser conscientes de que no son nada más, y nada menos, que ciudadanos que hacen política de modo circunstancial.

No podemos olvidar que el sistema en el que vivimos está basado, además de en una determinada estructura económica, en un conjunto de relaciones sociales y en una manera de vivir y de enfrentarnos a la realidad. Es muy importante que si queremos realmente construir algo distinto (prefiero este término a “nuevo”), debemos dar una gran importancia a la cuestión del ejemplo. Frente al despilfarro, al nepotismo, a la prepotencia, al autoritarismo y ante tanta degeneración de la política, debemos confrontar un comportamiento ejemplar, austero, ecuánime y siempre en una permanente relación de igualdad con el conjunto de los ciudadanos. A nuestros representantes debemos exigirles un especial cuidado y exquisitez en esa ejemplaridad que demandamos para todos.


Ganemospinto no deberá caer en el error de autoproclamarse “campeón” de la participación ciudadana y de olvidarse de ella cuando tenga el poder en sus manos. Ya son demasiadas las veces en las que hemos contemplado programas electorales con “apuestas participativas”, o que prometían gobernar con los movimientos sociales y ciudadanos, y que una vez instalados en sus sillones, se dedican a cooptar y destruir cualquier voz crítica. La potenciación de un movimiento crítico, democrático, que controle y no permita acomodarse a los representantes políticos sería un rasgo diferencial y muy importante en la labor política de GanemosPinto. Sin la independencia de los movimientos sociales no puede existir un movimiento crítico que merezca ese nombre y que garantice un control permanente de los representantes políticos.

Y, por supuesto, es necesario un profundo empeño político para fomentar la participación y para sacar a los ciudadanos del “letargo inducido”  al que se les ha llevado desde ya hace demasiado tiempo. Van a resultar imprescindibles, debemos tenerlo claro, políticas activas de participación y será necesario un plan serio para estimularla. Hay que enfrentarse también con valor a ese lugar común de que “la gente no participa”. Es posible que la gente participe más, sólo si se la incita a la participación, si se hace un esfuerzo pedagógico para que la ciudadanía sea consciente de la importancia de que se implique en las decisiones. Resulta evidente que nuestros conciudadanos, como en el caso de Pinto, no participan cuando se les presenta una caricatura participativa en la que no tienen ningún tipo de poder de decisión.

Tampoco creo que sería bueno que nos quedásemos en un modelo  democracia que se centrase únicamente en los procedimientos, sino que deberíamos tratar de profundizar lo máximo posible y tratar de hallar un concepto “fuerte” de democracia. Los medios condicionan de modo profundo los fines, pero no son un fin en si mismos. Con esto quiero decir que herramientas como las primarias ciudadanas, por ejemplo, son buenas y necesarias, pero, a la vez, no son la absoluta garantía de la democracia. Son, sin duda alguna, un paso importante que ayuda a crear conciencia y costumbre democrática, pero, en mi opinión, lo único que garantiza realmente la democracia es la implicación de la mayoría social en su autogobierno. Tal vez pueda parecer un objetivo demasiado ambicioso, pero estoy convencido que ese debe ser el objetivo principal de GanemosPinto.

Quizás  nunca hemos visto tan de cerca la primavera, quizás nunca las esperanzas han sido tan grandes, pero la criatura que la vislumbra es frágil. De nuevo el optimismo de la voluntad y el pesimismo de la inteligencia deben combinarse con la mayor cantidad de sabiduría y de prudencia posibles. Depende de todos nosotros, de nuestra inteligencia y de nuestra voluntad, para que este proyecto crezca con fuerza y para que se pueda fraguar un proyecto capaz de alumbrar lo que todos deseamos: la democracia real, el poder de los ciudadanos.



Carlos Gutiérrez (GanemosPinto)

lunes, 16 de junio de 2014

Aniversario del Centro Social Trilce



Aniversario del Centro Social Trilce
Construyendo el futuro entre todos


El extraordinario éxito de la celebración del aniversario del Centro Social Trilce este pasado sábado no es casual sino que se trata del fiel reflejo de lo que ha sido todo este tiempo de intensa actividad. La fiesta, en mi opinión, ha supuesto el mejor escaparate posible para mostrar al conjunto de los ciudadanos cuál es el modo de trabajar y cuál es la realidad del trabajo que se desarrolla en el Centro.

En esta jornada se ha podido visualizar la capacidad que tenemos, y que debemos desarrollar más, para hacer cosas juntos y para implicarnos en la consecución de los mismos objetivos pese a que cada uno de nosotros trabaje en  campos sociales, políticos o culturales distintos. Hemos comprobado también, que lo que menos importa es el nombre del grupo o asociación, y que si lo que impera es el espíritu colectivo y la coincidencia en los fines, se puede, a la vez, fortalecer el propio grupo y trabajar conjuntamente en una misma dirección.

Y todo lo que se ha conseguido ha demostrado que es posible vivir de otro modo, que se pueden hacer muchas cosas con valores distintos a los puramente mercantiles. También ha quedado claro que es posible superar la división del trabajo: no hay intelectuales que piensan y ordenan y “trabajadores” que ejecutan sus órdenes, todos pensamos y todos trabajamos en cualquier labor que sea necesaria para el colectivo. La solidaridad, el apoyo mutuo y el trabajo colectivo van creando dinámicas que se instalan en nuestro interior y hacen de nosotros personas más humanas, más completas y, en definitiva, mejores. Es posible un cambio antropológico profundo si nos damos cuenta de la potencialidad de la cultura colectiva creada desde abajo.

A veces menospreciamos experiencias como el juego en grupo, el baile, la comida autogestionada o el debate más allá de los estrechos marcos digitales. En mi opinión no valorar suficiente estas cuestiones se trata de un error; al juntarnos y compartir experiencias, aunque alguna pudiera parecernos muy cotidiana, estamos cambiando algo en nuestro interior y estamos rechazando la cultura dirigida desde arriba que pretende homogeneizarnos. Aunque sea por unas horas, estamos socializando y combatiendo el individualismo. Estamos, por decirlo de otro modo, reapropiándonos de nuestras propias vidas.

Con cada taller, con cada reunión de colectivos, con cada acto cultural o sociopolítico, estamos empezando a crear  una nueva cultura de vida que surge desde abajo y que puede ser el germen de una sociedad distinta y más justa. Solo seremos capaces de cambiar si podemos crear un modo de vivir distinto, que recoja lo mejor de las tradiciones de la vida en común, que nos aleje de la sociedad del espectáculo en la que estamos inmersos y que nos permita desarrollarnos como personas al mismo tiempo que desarrollamos el conjunto de la sociedad.

Para mí esta es la conclusión más importante de este corto pero muy fructífero tiempo de vida de Trilce: los pequeños pasos, los pequeños lugares de encuentro son gotas que pueden llegar a desbordar el mar, creando nuevas formas de entender las relaciones sociales y posibilitando un cambio en cada uno de nosotros que haga cambiar al conjunto de la sociedad. Estoy convencido de que si nos cambiamos nosotros mismos no podremos abordar grandes cambios sociales.

Creo que Trilce, de algún modo, es o intenta ser una escuela de vida. Para los que le parezca demasiado pretenciosa mi afirmación, diría, que al menos es un laboratorio en el que se ensayan modos de vivir  que buscan crear una nueva cultura. Esa es mi impresión personal, que tal vez puede no ser compartida por otros socios. He pensado que era mi deber agradecer este tiempo de lucha y de compartir experiencias escribiendo estas breves líneas en las que no me puedo permitir olvidar dar gracias a los trabajadores despedidos del Ayuntamiento de Pinto por su presencia y por su ejemplo. No debo terminar sin exclamar ¡Felicidades Trilce!.

Carlos Gutiérrez (socio de Trilce)

martes, 27 de mayo de 2014

Podemos: ¿una victoria de Gramsci?



Podemos: ¿una victoria de Gramsci?



Una de las  principales aportaciones de Antonio Gramsci  fueron sus reflexiones sobre el fracaso de los procesos revolucionarios en los países a cuyas sociedades podríamos calificar como “avanzadas”. La explicación de Gramsci para ese fracaso, grosso modo, era que en estos países  la sociedad civil presentaba un panorama más tupido, y  los anticuerpos, por utilizar un término muy comprensible, del sistema, eran más eficaces. Por eso en Rusia, por ejemplo, ante una sociedad más desestructurada y un aparato estatal de coerción más burdo, habría sido posible un proceso revolucionario.

¿Qué tiene que ver todo esto con Podemos?  Pienso que el principal acierto de la formación encabezada por Pablo Iglesias puede venir marcado por la comprensión del análisis gramsciano de las sociedades de los países desarrollados, y no se han quedado solo en el análisis, sino que a partir de ahí han llegado a la conclusión de que era necesario penetrar en el instrumento más potente de construcción de la hegemonía del sistema: los medios de comunicación. En este sentido, tal vez una de las conclusiones políticas más fuertes que podemos sacar de este estupendo resultado electoral es que tal vez los puntos más sólidos del Sistema pueden esconder su propia debilidad, y que un ataque llevado a cabo con una mezcla de  inteligencia y prudencia puede provocar grietas en el muro.

 La izquierda había abandonado demasiados campos de batalla sin siquiera oponer resistencia, nos hemos dejado arrebatar hasta las palabras sin luchar por ellas. Hemos dejado ultrajar un concepto de nuestra tradición: la democracia, permitiendo que se emplee esta palabra para describir algo que no tiene nada que ver con su significado real, ya es hora de ir ocupando espacios y planteando debates en profundidad. El debate sobre Europa ha quedado pendiente y me parece urgente que se aborde. También forma parte de nuestra tradición la actuación en los medios de nuestros “rivales” para desmontar sus argumentos y para hacer llegar a los ciudadanos nuestras propuestas. En ese campo tengo que decir que el diseño de la campaña de Podemos me ha parecido perfecto.

Creo que en Podemos, volviendo a Gramsci, sí han comprendido que estamos en una fase de guerra de posiciones, y que mientras no se vislumbra una posibilidad de cambiar el Sistema sí se puede ir avanzando y trabajando por cambiar el sentido común de una parte importante de la población. Ese trabajo previo de influencia en el sentido común de las mayorías sociales lo han hecho penetrando por pequeños orificios en el mayor aparato de generación de consensos y de creación de tendencias: la televisión. Nadie puede negar, los resultados cantan, que esa estrategia ha sido todo un éxito y debe servir para reflexionar al conjunto de la izquierda, para seguir potenciando los medios alternativos y para estudiar cómo conseguimos acceder a los medios de masas.

Tal vez la izquierda ha olvidado que la principal ocupación de Marx fue estudiar cómo funcionaba el sistema, para saber cuáles eran sus debilidades, cómo vivían los oprimidos,  y cuál era la composición interna de las clases sociales. Tal vez llevamos demasiado tiempo protestando por la omnipotente influencia de los medios de comunicación y sobre como sirven a los intereses de los poderosos y no hemos hecho nada por tratar de “asaltarlos”. Y, por supuesto, llevamos muchísimo, demasiado tiempo, instalados en la “confortable y honrosa” derrota: afrontamos las elecciones sin demasiada ilusión, dando por sentado que con nuestro porcentaje de siempre podremos capear el temporal a la espera de unos buenos tiempos que parece llegarán sin que tiremos de ellos.

Creo que Podemos supone un cambio muy importante en cuanto a la manifestación de una voluntad de dar pasos con intención de conseguir la victoria. Me parece que si se ha hecho un análisis muy importante sobre la influencia de los medios de comunicación y del conjunto del aparato de creación de consensos, en este sentido hay que destacar algún trabajo de Pablo Iglesias sobre el cine y otro en preparación sobre la series de televisión. Se trata de un trabajo aún incipiente pero que se debería seguir desarrollando. De todos modos quedan aún muchísimos temas clave por abordar, desde luego el más importante de ellos es la cuestión de clase y el estudio de cuál es la actual composición y situación de la clase trabajadora en nuestro país.

La cuestión de clase es uno de los temas que está aún, a mi juicio, demasiado ausente en el discurso de Podemos. Creo que es indiscutible que existe un importante número de jóvenes con estudios universitarios con aspiraciones frustradas  a los que la crisis ha proletarizado o les ha obligado a emigrar, pero no debemos olvidar que, probablemente, la mayoría de los jóvenes no han alcanzado ese nivel de educación y se mueven en un mundo extremadamente precario y en circunstancias posiblemente más duras. Un discurso, que a veces puede abusar de una especie de  neolengua, dirigido en exclusiva a una elite ilustrada sería un error muy importante. No sé si es posible, pero resultaría muy interesante saber el grado de penetración del discurso de Podemos entre esas personas a las que el escritor socialista británico Owen Jones ha denominado Chavs, término posiblemente intraducible  que se refiere a jóvenes que, por una u otra razón, no han tenido la posibilidad de acceder a la formación y viven hundidos en la precariedad, y que en algunos casos han creado su propia subcultura.

Si Podemos pretende empezar a construir para empezar a ir ganando posiciones debe contar con el apoyo y la participación de  las mayorías sociales, por lo tanto debe huir de cualquier teoría que proclame la disolución de las clase sociales y el fin de la clase trabajadora. Desde luego que quien considera las clases sociales como algo estático, impermeable y ajeno a la evolución de la sociedad también yerra de modo absoluto, pero es innegable, pese al ascenso del porcentaje de personas con educación superior o pese al proceso de tecnificación del trabajo, que la explotación del trabajo asalariado continúa siendo el pilar del Sistema. Es imprescindible que Podemos no dé la imagen de un grupo que solo se dirige a jóvenes universitarios descontentos por lo mal que les ha ido la vida sino que se trata de un partido o movimiento que trabaja para el autogobierno de la mayoría social de explotados. Podemos debería, en mi opinión, cambiar una cierta tendencia a magnificar el “yo” para fomentar el “nosotros”, sólo así será posible trabajar sobre el sentido común y construir una sociedad democrática e igualitaria.

Antonio Gramsci también incidía de un modo muy vivo en la importancia de decir la verdad a la gente y en el potencial revolucionario de la verdad. En ese sentido, sigo pensando que el discurso de Podemos en cuanto a Europa ha sido insuficiente y tal vez apresurado. Es necesario decir la verdad sobre Europa y es necesario decir que la Unión Europea es irreformable y que el Euro es un fracaso absoluto. Los excelentes resultados de los llamados euroescépticos y de la extrema derecha en algunos países tienen que servir también de reflexión para la izquierda europea. No se puede dejar el discurso crítico con el Euro en manos de la extrema derecha cuando es un discurso más que necesario imprescindible. Desde la izquierda no podemos defender una salida del Euro y de la UE sin ton ni son y tenemos que levantar la alternativa de una área económica alternativa de los países mediterráneos basada en valores distintos a los que actualmente guían a la UE, una especie de ALBA mediterránea.

Estoy convencido de que Podemos debe comprender, con Gramsci, que los procesos de constitución de las clases son largos y complicados, y los procesos de construcción de la hegemonía son aún más prolongados y tortuosos. De ningún modo (sería su final y la decepción para miles de personas), pensar que cuando hablamos de “bloque social” nos referimos a una alianza electoral o electoralista. Si se quiere construir algo sólido y con la intención de cambiar las cosas de verdad es fundamental una correspondencia entre métodos y fines. Al mismo tiempo es necesario, por un lado, no caer en el sectarismo que impida alianzas, y, de igual modo, no caer en la ilusión de pensar que las alianzas electorales son un fin y no un medio.

Es muy posible que Podemos haya empezado la casa por el tejado, y que el inesperado éxito electoral le haya pillado en pleno proceso de formación. Las victorias espectaculares también tienen sus peligros, y creo que las gentes que están trabajando en Podemos son conscientes de ello. Me parece muy positivo que las aspiraciones no sean conseguir un porcentaje dentro del sistema sino trabajar con paciencia para tratar de cambiarlo. De ningún modo se puede caer en el ya conocido error de acomodarse en un determinado porcentaje electoral y que el mantenimiento de esa cuota sea el objetivo final de la organización. Tampoco se puede caer en el error de tratar de “representar” a los movimientos sociales o pretender que  “Podemos es el 15M”, eso sería reproducir los vicios de los partidos que hemos conocido hasta ahora.

Los retos por delante son muchos, pero el resultado electoral es un síntoma de un importante torrente de ilusión que se ha generado. En primer lugar creo que va a ser muy importante que se cumpla todo lo que se ha dicho y que los cargos públicos de Podemos prediquen con el ejemplo y respeten los protocolos económicos establecidos por la organización. También es muy necesario que se desarrolle una estructura ágil y que permita un funcionamiento democrático que consiga alejar una innegable imagen de hiperliderazgo que no creo que ayude mucho. Podemos bebe mucho de la experiencia de sus impulsores en los movimientos sociales, la organización debe construirse en y con esos movimientos, pero no debe olvidar la importancia de recuperar un movimiento obrero y sindical que deambula casi como un zombi. Tanto la mayoría social como el bloque histórico que hay que construir, y que son necesarios para cambiar las cosas, están  constituidos por un conjunto de realidades diversas y el programa para el cambio radical debe ser fruto de la deliberación de esas mayorías, y no de directrices impuestas por  personas que se autoatribuyan, en su condición de “intelectuales”, la representación de los otros.

Estamos ante un hecho muy importante, tal vez único en nuestra historia reciente, y muy posiblemente se han sumado diversos factores que han producido esta tremenda sorpresa: la crisis económica, el impulso del 15M, la entrada en el campo político de una nueva generación, el agotamiento del régimen surgido de los consensos de la Transición o el acierto político de atacar al sistema desde sus propias entrañas, quizás podríamos añadir bastantes más. La ilusión se ha generado y ahora nos toca aprovechar su impulso para cabalgar sobre las olas y no defraudar a esa generación de nuevos militantes, son ellos los que deben recoger la experiencia acumulada y construir, junto con los más mayores, y con paciencia pero sin pausa, la alternativa de sociedad que se plasme en un mundo más justo, democrático e igualitario.


Carlos Gutiérrez (MIA-Pinto)

jueves, 3 de abril de 2014

Mi opinión sobre la presentación de PODEMOS



  
Estas son algunas unas impresiones, incompletas y no demasiados ordenadas ni extensas, sobre el acto de presentación de Podemos en Pinto.


El acto de presentación de Podemos me pareció interesante sobre todo porque se habló de política en sentido fuerte, denso, más allá de la inmediatez de unas elecciones o de la necesidad de la agitación, hace tiempo que eso no pasaba en Pinto. Agradecí mucho que no se tratase de un discurso de agitación y propaganda sino de reflexión y propuesta de futuro. A unos les puede parecer más consistente y  elaborado y a otros menos, pero Juan Carlos Monedero expuso, tal como afirmó, su concepción de la política y del proyecto que era necesario. No he leído su último libro, pero si he visto otros actos en los que ha participado últimamente y el discurso y lo que contó es muy similar. Me pareció honesto  que reconoció que en cuanto al método, las cosas no se habían hecho bien, aunque “era lo que había”, en eso no estoy completamente de acuerdo y creo que los métodos son importantes.

De igual modo me pareció honesto porque no nos trató de vender una solución mágica para las cosas, y porque dejó claro que las “grandes soluciones” solo pueden llegar a largo plazo y mediante un cambio profundo en el sentido común de las personas, aunque en mi opinión es demasiado optimista en cuanto a poder cambiar ese sentido común con relativa rápidez. Creo que es muy de agradecer que se dijese de modo expreso que no había intención de hacer la enésima secta.

Me parece interesante que la concepción que de Podemos tiene Monedero sea la de un catalizador para impulsar tanto la incorporación de los nuevos sujetos aflorados a raíz del 15M como para tratar de unir al conjunto de la izquierda que navega hecha mil pedazos. Al mismo tiempo, como el bien dijo, es “su idea de Podemos”, que no tiene porque coincidir con la de otra gente o grupos que participan, eso es un poco preocupante.

Sigue habiendo, a mi juicio, varias cosas que pueden inducir a la duda o a la preocupación: reconoció que es muy posible que, desde su génesis, en Podemos existan proyectos distintos o perspectivas de futuro que no coincidan. La idea suya y la de Pablo Iglesias de agitar IU para que sea lo que debe ser me parece audaz pero, repito, no sé si es compartida por todos los impulsores del proyecto. Al mismo tiempo si se trata de un proyecto de futuro, y con objetivos que solo se pueden cumplir a largo plazo, parece que surge alguna contradicción si se afirma que lo fundamental es “agitar a IU” para que cambie y encuentre una identidad democrática y pegada a la sociedad, para que se convierta en el movimiento sociopolítico que proclamaba en su nacimiento y que nunca llegó a ser.

No me terminó de convencer eso de Podemos como expresión política del 15M. Me parece un poco mecánico y no estoy seguro si el 15M se puede traducir, al menos todavía, en una organización política con nombre y apellido. Tal vez aún es demasiado pronto para eso y la cosa debe  cuajar. De todos modos si es cierto que lo que no nos podemos permitir es que las personas a las que el 15M ha sacado de sus casas retornen a ellas decepcionadas. Pero eso puede suceder tanto por la ausencia de referente político como las prisas excesivas en su construcción. Me sigue preocupando que la gente se queme.

Puestos a señalar cosas que no me gustaron, me pareció que la afirmación de que los instrumentos del pasado ya no valen fue demasiado genérica, que había que matizarla y explicarla. La crisis de consenso con respecto a partidos y sindicatos no quiere decir, al menos de modo automático, que los partidos y los sindicatos sean formas superadas. También algunas afirmaciones sobre la difuminación de los límites entre izquierda y derecha son arriesgadas y pueden llevar a legitimar discursos similares a los de UPyD, cosa que me parece bastante peligrosa.

Pese a que, de modo correcto en mi opinión, afirmó que lo que hay que hacer es aprender de la gente, que todos tenemos que colaborar en los proyectos políticos, en algún momento se pudo entrever un cierto aire de superioridad de “los intelectuales” que son los que van a revelar la verdad al pueblo. Me parece que eso es un error y que tenemos que tener muy claro que todos somos, de algún modo, intelectuales, que todos somos capaces de pensar y de elaborar. Si no tenemos claro esto vamos a reproducir la división propia del sistema en el que vivimos: unos piensan y otros ejecutan. Que alguien se autoatribuya la categoría de “intelectual” no me parece bien, creo que en ello subyace una intención de superioridad que no creo que sea útil ni real.

Pese a esto último, diría que la concepción que de Podemos tiene Juan Carlos Monedero no me desagrada, un intento de unir a la izquierda, a la que ya está organizada y a la que aún no lo está, pero no estoy seguro de que sea lo que vaya a ser Podemos realmente, tal vez Podemos sea lo que la gente que se sume al proyecto quiera, por eso me parece muy positivo que haya personas que desde fuera, desde las eternas guerras internas de la izquierda, trabaje en Podemos.

lunes, 27 de enero de 2014

Un blog muy interesante sobre la historia del PCI



Luigi Longo y la historia del PCI es el blog del historiador comunista Alex Hobel. En el podemos encontrar amplia información sobre los dos libros que ha publicado sobre el secretario general del PCI que sucedió a Palmiro Togliatti. Los libros son: "El PCI de Luigi Longo" dedicado a la etapa de Longo como secretario general del partido y "Luigi Longo, una vida partisana" que se refiere a los primeros años de su vida, a su importante participación en la Guerra Civil española y finaliza con las luchas partisanas y la liberación de Italia del fascismo. Tengo el primero de los libros y sólo he podido, de momento, echarle un vistazo, pero estoy seguro que descubre muchas cuestiones sobre un personaje al que la historia parece haberle dejado solo definido como "el sucesor de Togliatti":


http://luigilongoestoriapci.wordpress.com/
 
 
 




viernes, 24 de enero de 2014

Diccionario gramsciano




http://www.gramscitalia.it/dizionario.html


Entrevista a Joan Tafalla

´Permanecer en la UE y en el euro es perpetuar la miseria de por vida´

El historiador Joan Tafalla imparte una charla este jueves en la Escuela de Magisterio


Joan Tafalla, durante la entrevista, ayer, en el parque San Telmo en Las Palmas de Gran Canaria. | juan carlos castro
Joan Tafalla, durante la entrevista, ayer, en el parque San Telmo en Las Palmas de Gran Canaria. | juan carlos castro
Joan Tafalla, historiador, maestro y coautor de la 'La izquierda como problema', entre otras obras, participa hoy en las jornadas que organiza el Foro de Formación y Debate Fernando Sagaseta, sobre 'Cómo construir esa otra Europa necesaria'. Sostiene que la situación del empleo en España y, en concreto, en Canarias se ha convertido en un problema estructural. La salida de la crisis, en su opinión, pasa por dejar la Unión Europea y el euro y que se unan los países periféricos.
Su conferencia versa sobre la Europa del empleo ¿Es posible?

Las posibilidades que hay en España para mejorar su situación social desde, mi punto de vista, ahora son cero. Si no cambia el diseño de la Unión Europea, el sistema está hecho para que haya un centro y una periferia. Y a España le toca el papel de periferia y no hay ninguna posibilidad de mejorar. Alemania y Francia son los fundadores, potentes, y son los que diseñan ese artefacto que llama Europa, pero que es la Unión Europea. Y para solucionar problemas, como el paro, hay que cambiar las reglas de los países periféricos de Europa.

¿A qué se refiere?

Creo que los países periféricos nos tenemos que unir para diseñar políticas que empiecen por no pagar la deuda, es decir, hacer una quita importante de la deuda, y por intentar controlar el flujo de capitales, a base de una banca pública, y preservar los depósitos. Y ahí viene la necesidad de tener una soberanía monetaria.

¿Volver a la peseta?

Sí. O avanzar hacia una moneda de los países periféricos.

¿Quiénes son los países periféricos?

Pues los llamados Pig: los países cerdos... Portugal, España, Grecia, Italia e Irlanda. Irlanda tiene otra vía, pero los países del Mediterráneo, al sur de Europa, tenemos más cosas en común que con Alemania.

¿Está diciendo que el paro de España y el de Canarias es culpa de la Unión Europea?

Nuestro paro, y más en Canarias, ya no es coyuntural sino estructural. El Parlamento europeo juega a ser caja de determinados debates ideológicos, pero los que mandan son la Comisión Europea y el Banco Central. La Comisión no es elegida democráticamente, sino que actúa como un estado de excepción. Al Gobierno español, por ejemplo, le dice dónde se ha equivocado y lo que tiene que cambiar en el trámite presupuestario. Y le dice a la oposición lo que puede o no modificar. El ejercicio de soberanía básico, que es que cada país discuta su presupuesto, es inútil y viene determinado.

¿Qué posibilidades plantea para cambiar la situación?

El problema central está en los Tratados de Lisboa, que eliminan la soberanía nacional, y en una moneda única que no tiene como respaldo ni un Estado ni una política fiscal única. El euro está diseñado para proteger la política mercantilista de Alemania. Al mismo tiempo, se dictan unas políticas que comportan que las deudas de los bancos sean pagadas por los ciudadanos, vía presupuestos del Estado o vía la reforma fiscal. Y esto viene dictado, y no hay ningún margen para poderlo cambiar. El diseño de las instituciones ha liquidado las soberanías nacionales. Los países periféricos no tienen ninguna posibilidad de tener un desarrollo autónomo, sostenible, y que permita dar a la mayoría de la población una vida digna.

¿Propone una especie de Unión Europea de los países del sur de Europa?

Avanzar en una línea de cooperación y salir de ese polo actual. Es la única salida. Lo que ocurre es que no hay claridad en los partidos políticos. Pero permanecer en esta Unión Europea y en este euro significa perpetuar la miseria de por vida.

¿Qué le parece la alta abstención que, según las encuestas, se va a producir en las próximas elecciones europeas del 25 de mayo?

Es difícil que haya una buena participación. Los partidos se lo plantean como un refrendo de su política interna y eso es muy negativo. Los ciudadanos no conocen la posibilidades del Parlamento europeo para cambiar sus vidas, porque los partidos no se las explican. Son unas elecciones como muy ideológicas. No hay nadie que explique que la Unión Europea determina que España tenga cerca del 26% de paro.

Y si salimos del euro ¿Vamos a estar mejor?

Vamos a tener más instrumentos para poder articular nuestra política. El PP no está y la izquierda no se atreve a mirar a la cara el problema y se presenta con un programa para crear empleo, proteger las pensiones, la sanidad, la enseñanza, un desarrollo sostenible, etcétera, sin tener los instrumentos para llevarlos a cabo. Repito. Hay que dejar de pagar la deuda y tener un banco central español, es decir, tener moneda y soberanía nacional sería esencial.

¿Sería un reclamo electoral defender su posición?

Todos los datos nos apuntan que la Unión Europea no es buena para España o Canarias y lo preocupante no es la derecha política, que pacta su espacio en esta Europa alemana y no le importan las consecuencias sociales, sino que la izquierda no se atreva a mirar a la cara y explicarlo. Salir del euro nos puede llevar a una situación muy difícil durante unos años, pero es más difícil la que estamos ahora. Si tenemos el dominio sobre la moneda podemos decidir devaluar y, por tanto, mejorar nuestra situación de competitividad. Podemos decidir las políticas industriales, agrícolas, el modelo de desarrollo que se quiere para el país... El inicio de la Unión Europea fue positivo. Pero ahora el capital dominante es alemán. ¿Salir del euro es una decisión dura? Sí, pero habría que explicárselo a la gente y peor de lo que estamos va a ser difícil que estemos.

Acto. Jornadas sobre 'Cómo construir esa otra Europa necesaria'.

Lugar. Este jueves, de 18.00 a 21.00 horas, en la Facultad de Formación del Profesorado (Escuela de Magisterio).

Organizador. Foro de Formación y Debate Fernando Sagaseta.

lunes, 20 de enero de 2014

Berlinguer sobre Gramsci


Emocionante mensaje de Hobsbawm a Gramsci


Gramsci para principiantes

Un libro de Néstor Kohan que hay que leer para empezar a entender a Gramsci. En mi opinión es mejor leer el texto y olvidarse de las viñetas. En todo caso leer las viñetas, juntas, al final.


Recensíón de Operazione Gramsci

Recensión del libro "Operazione Gramsci" de Francesca Chiarotto. La recensión es de Guido Liguori.
PDF Stampa

Alla conquista degli intellettuali nell'Italia del dopoguerra, con un saggio introduttivo di Angelo d'Orsi, Milano, Bruno Mondadori, pp. 223, 20 €.
Recensione di Guido Liguori

Nell'ormai lontano 1988 Eric Hobsbawm ci aveva informato del fatto che, secondo una ricerca dell'Unesco, Gramsci era il saggista italiano più conosciuto nel mondo dopo Machiavelli. Ora Angelo d'Orsi aggiorna il dato della fortuna del comunista sardo scrivendo che «Gramsci è oggi uno dei duecentocinquanta autori più letti, tradotti, citati e discussi di tutti i tempi, di tutti i paesi e di tutte le lingue e di ogni genere». Se la fortuna di Gramsci, non solo in Italia, è di tale portata, il motivo va ricercato anche in questa Operazione Gramsci, come recita il titolo del recente libro di Francesca Chiarotto (la citazione di D'Orsi è tratta dal saggio introduttivo contenuto nel volume).

Cosa è questa "operazione Gramsci" di cui parla Chiarotto? Il libro ricostruisce la diffusione della fama e del pensiero di Gramsci dal dopoguerra all'inizio degli anni '70, ma soprattutto indaga (non a caso la copertina richiama quella dei "gialli Mondadori") l'"operazione" con la quale Togliatti e il Pci si adoperarono per introdurre il pensiero del comunista sardo nella cultura politica del nostro paese. Il pregio del volume sta soprattutto nel notevole lavoro di ricerca archivistica che ha alle spalle, per cui l'autrice intreccia libri e discorsi pubblici con lettere e documenti poco o per nulla noti. Secondo Chiarotto, «Togliatti, in un difficile squilibrio tra sforzo di autonomia rispetto alle direttive staliniane e la fedeltà all'Unione sovietica, usò con intelligenza e spregiudicatezza la figura e l'opera di Gramsci per confermare, accanto all'identità comunista, la natura nazionale di un partito in via di profonda riorganizzazione… l'opera gramsciana fu utilizzata quale mezzo per avviare un dialogo con la società italiana» (p. 49).
La difficoltà stava nel fatto che gli scritti gramsciani erano frammentari ed ellittici. Si doveva pubblicarli nella forma in cui si trovavano (come avrebbe fatto negli anni '70 Valentino Gerratana) o li si doveva rendere più accessibili raggruppandoli per temi? Prevalse questa seconda ipotesi, e se possiamo dire che la forma scelta non fu esente da limiti, sappiamo anche che fu allora la più proficua, la più utile per far conoscere Gramsci e assicurargli grande diffusione. Al successo dell'"operazione" concorse il Premio Viareggio 1947 assegnato alle Lettere dal carcere. Apprendiamo dal libro il ruolo avutovi da due giurati d'eccezione: il grande latinista Concetto Marchesi e il grande critico letterario Giacomo Debenedetti, oltre ovviamente a Leonida Rèpaci (l'inventore e patron del Premio) che aveva conosciuto Gramsci negli anni '20, ma che ignorava di esserne stato bistrattato come scrittore nei Quaderni. Parte della destra allora insorse e gridò al complotto comunista: «un riconoscimento politico più che letterario», scrisse La civiltà cattolica. Togliatti fu accusato di aver manovrato dietro le quinte. E i figli di Gramsci, Delio e Giuliano, venuti a ritirare il Premio, addirittura furono accusati di aver fatto il loro discorso di ringraziamento in russo. Senza pensare che " come essi stessi dissero " se non sapevano l'italiano era per colpa di quel regime fascista che li aveva costretti a vivere lontani dal padre.
Anche non mancò in quell'occasione chi " tra le file degli ammiratori di Gramsci " storse la bocca per il riconoscimento andato al grande scomparso. A Cesare Pavese " che pure era magna pars della Einaudi, nonché iscritto al Pci " il Premio sembrò una diminutio: come se, scrisse in privato, avessero voluto dare un premio a Machiavelli o a Cattaneo: Gramsci era troppo grande per un premio letterario! Il repubblicano Gabriele Pepe lamentò invece l'aura di borghese mondanità che circondava il Premio Viareggio, così lontana dallo stile e dagli interessi di Gramsci. In una lettera privata, al contrario, Togliatti negò con forza che il riconoscimento fosse inadatto alle Lettere, aggiungendo che comunque la politica " pro o contro Gramsci " dovesse astenersi da ogni intervento per influenzare i giurati.
A parte il Premio Viareggio, l''"operazione Gramsci" andò in porto perché era una grande operazione culturale e perché la grandezza di Gramsci era destinata a imporsi nonostante le varie "cortine di ferro". La scelta prevalsa alla fine degli anni '40 di pubblicare una edizione "tematica" non avvenne " risulta dai verbali delle discussioni che si ebbero nella piccola commissione designata dal Pci a decidere in merito " valutando questioni di "prudenza" teorica o politica, come in seguito fu più volte ripetuto. Il dibattuto nel Pci non fu se pubblicare, o se pubblicare con censure, ecc., ma quale fosse la forma migliore per presentare un materiale oggettivamente ostico come i Quaderni: mantenendo la fedeltà filologica o escogitando una forma che ne permettesse la massima diffusione? «Si riscontra soprattutto, in questi dibattiti " scrive Chiarotto ", la volontà di rendere fruibile al maggior numero di lettori il pensiero gramsciano, prima e più che la preoccupazione di adeguarsi alle direttive staliniane o a timori di scomuniche ovvero a ragionamenti di opportunismo politico» (p. 91). Una operazione giusta, come ribadirà lo stesso Gerratana ancora dopo l'uscita dell'edizione critica, perché permise subito di individuare i grandi temi della riflessione gramsciana e ne favorì così enormemente la diffusione. Del resto fu Togliatti stesso, nota l'autrice, a volere fortemente anche l'edizione critica, e senza censure.
Il libro contiene molte altre pagine interessanti: dalla disamina delle recensioni seguite all'uscita dei singoli volumi delle opere gramsciane alla fondazione dell'Istituto Gramsci, dai rapporti tra Pci e Casa Einaudi ai retroscena del primo convegno gramsciano del 1958. Insomma, i vari aspetti di una "operazione" destinata a cambiare la cultura italiana e non solo.